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Experiencia en el Hospital Abantos
HOSPITAL ABANTOS
Una vez en el lugar, aparcados los coches y embriagados de charlas diluidas en el misterio más puro, DAGUIAN se puso en marcha.
Cargados con los equipos habituales nos fuimos acercando a la zona por la cual sería fácil acceder al complejo, siempre respetando el lugar y por supuesto la máxima discreción para no perturbar ni molestar a cualquier vecino cercano.
Previa caminata por una arboleda que presumía de oscuridad y siluetas sinuosas casi indescriptibles a nuestro paso llegamos al edificio principal de aquel lugar; pasillos, galerías y escaleras nos hacían profundizar cada vez más en aquel sanatorio que rezumaba una mezcla de historia reciente, nostalgia y dolencias por parte de quienes estuvieron allí ingresados.
Después del protocolo obligado para todo experimentador-investigador que se precie, es decir, inspección ocular del lugar y reconocimiento del terreno en el que se va pisar, pusimos en marcha los habituales recursos tecnológicos para esta experimentación. Grabaciones satisfactorias y momentos que se dieron un poco inquietantes, afortunadamente es algo habitual en nuestras prospecciones, aunque no siempre. Muchas de nuestras salidas se saldan con resultados poco menos que regulares (lo cual es normal en experimentaciones serias y rigurosas). No se trata de ver lo invisible ni de oír lo inaudible por el mero hecho de llamar la atención.
Pero lo más importante para nosotros en aquella noche, por cierto agradable y tranquila en cuanto a contratiempos y climatología se refiere, fue el descubrir una edificación anexa, o más bien próxima, al edificio principal donde nos encontrábamos. Por lo que pudimos observar se trataba de una unidad hospitalaria un tanto ostentosa. La describimos así por las distintas estancias que así lo reflejaban, además de un antiguo y pequeño ascensor con puertas manuales que parecía traído de un museo antiguo. Fue en este lugar donde algunos de nosotros experimentamos sensaciones que nunca tuvimos en otras ocasiones. Mi pulso se aceleraba, la causa era desconocida para mí puesto que nunca me pasó, jamás me había sentido así, por otro lado, pude oír la respiración de otro compañero cómo se aceleraba sin que se diese cuenta, y todo esto en medio de la quietud y silenciosa noche que allí nos envolvía. Particularmente me sentía observado por algo que en la oscuridad requerida a propósito por el grupo, pasaba junto a nosotros; nunca me había pasado, al menos a mí. Comentándolo luego con el resto de los compañeros me confirmaron algo parecido que en ese momento al que me refiero les pasaba. Curiosamente hicimos pruebas de comunicación directa con aquello que pudiera haber con nosotros (preguntas a viva voz y en total silencio en la más absoluta oscuridad), y de forma sorprendente pudiera ser una respuesta inteligente el cierre y abrir de ventanas o puertas a cada pregunta que formulábamos. Nos quedamos helados al comprobar que antes de estas pruebas acústicas no se apreciaron tales golpes de cierres o aperturas de ventanas o puertas, es más, no corría ningún tipo de corriente ventosa, como dijimos anteriormente era noche tranquila y apacible. Sin embargo se dieron estas notorias y misteriosas contestaciones a nuestras cuestiones planteadas a lo que pudiera residir de forma ajena a nosotros en el inmueble.
Fuera lo que fuese estaba allí, de eso podemos estar seguros, al menos yo. ¿Qué era? No se podría afirmar como algo cierto en nuestro nivel ontológico pero sí como algo fuera de lo que comúnmente podemos definir o explicar de forma lógica.
Gracias amigos y hasta la próxima aventura.
GRUPO DAGUIAN MADRID: MISTERIOS Y OVNIS

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