CARAS DE BÉLMEZ DE LA MORALEDA (JAÉN)

   Su visita era una asignatura pendiente en nuestras vidas y más, incluso teniendo un compañero familia en Jaén y habiendo pasado en esta bendita tierra todas las vacaciones de su larga existencia.
    El acceso a la vivienda fue de la mano de uno de los hijos de la ya desaparecida propietaria María Gómez Cámara. Gente amable y sencilla, cercana, con deseo de agradar y de contarnos con sumo disfrute la historia de sus internacionalmente conocidas "caras". Allí, en el hogar de lo que fuera cocina, efectivamente estaba la primogética de las falsas pareidolias, la que después se llamaría "La Pava", recortada de su enclavamiento original y encastrada verticalmente en un nicho de la pared, presidiendo la estancia. Sobria, señorial, inquisitivamente expectante. Sentados en un viejo sillón y con la ayuda de una vara, el hijo de María nos iba señalando con el extremo del leño las distintas figuras que aparecían por la estancia. Figuras, que nos reconocía, variaban con el trascurso del tiempo, girándose y contorneándose sobre sí mismas para volver a dibujar otra figuras distintas de las iniciales o donde antes había un rostro, una figura de cuerpo entero, ahora había algo distinto sobre el cemento o que formaba parte de otro todo, pero siempre con un contorno bien definido y que no dejaba lugar a dudas del fenómeno. Y no solo estaban desparramadas por el suelo de la cocina. También y ya desde la misma entrada a la vivienda, habían torsos y rostros dibujados en el frío y húmedo cemento.
   Una experiencia sublime y que cualquier amante del misterio debería conocer y disfrutar. Hecho único en el mundo y de reconocida veracidad, aunque no exento de desencuentros de opinión.
   Nuestra visita solo fue de observación y para tomar algunas muestras fotográficas, visita en la que hay que decir, no se nos exigió pago alguno de dinero y que tan solo con la voluntad intentamos recompensar la atención prestada por uno de los herederos. Hoy en día, la casa permanece cerrada, aunque con un cartel en la puerta de la vivienda, se muestran los horarios de visita y teléfonos a los que acudir en caso de desear visitarla.
   Para más adelante quedaría la posibilidad de una experimentación más técnica y en profundidad, con pruebas psicofónicas, por ejemplo.

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