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Experiencia en piso particular
TORRENT (Valencia)
Unas simples llamadas telefónicas bastaron para que entre unos y otros miembros del grupo nos pusiéramos en marcha de nuevo. Esta vez la precipitación y la urgencia que requería el caso que nos ocuparía más adelante, hizo que el número de integrantes para la experimentación fuera más reducido.
Precisamente uno de los componentes de DAGUIAN que no pudo estar presente en esta experiencia, fue el que nos puso sobre aviso del asunto a tratar. Sin más detalles en los que profundizar, la cuestión es que este compañero conocía a una persona con la que compartían afinidades ociosas comunes que ahora no vienen al caso. Esta otra persona le comentó a nuestro compañero que se tenía que dejar el piso que ocupaba como arrendado; el motivo, haber estado sufriendo tanto él como su pareja, fenómenos extraños en su vivienda durante meses.
Esta fenomenología de la que eran testigos directos se componía, entre otras anécdotas rarísimas, de sucesos anómalos tales como caída de objetos de las estanterías, activación involuntaria de la vitrocerámica de la cocina, luces de algunas estancias que se encendían inexplicablemente a su antojo, golpes en la puerta del armario de su habitación a altas horas de la madrugada, así como una sensación poco menos que desagradable al pasar por cierta zona del pasillo que conducía a las distintas habitaciones, hasta llegar al punto de ver directamente cómo el asa de un cubo se levantaba volviendo a caer a su posición original sin causa lógica alguna, pasando por pintadas en los asientos de una silla sin nada que lo explicase.
Al principio no daban demasiada importancia a estas acciones, hasta que llegó un momento en que los fenómenos influenciaban de forma importante en su vida haciendo de esta poco hogareña en su día a día.
Como se indicó al principio, el caso estaba envuelto de un carácter urgente y complicado para su planificación inmediata por parte nuestra. El principal problema residía en que este lugar se encontraba lejos de Madrid; nos referimos al municipio valenciano de Torrent.
Aun así, en pocas horas logramos organizarnos, coger nuestras mochilas y el equipo tecnológico para trazar la carretera con nuestro vehículo hasta llegar a nuestro ansiado destino. Era una oportunidad única, puesto que el inquilino del inmueble debía abandonar su alojamiento dos días después del contacto con nosotros y no podíamos desaprovechar la ocasión.
Una vez que dimos con la dirección pudimos entrevistarnos con la otra parte interesada. Fue en ese momento cuando nos ilustró con todo lujo de detalles de los acontecimientos vividos por él y por su pareja que anteriormente describimos.
Suerte la nuestra que pudimos llegar a tiempo para poder realizar el experimento en total soledad y durante toda la noche, ya que nuestro anfitrión así lo quiso, dejándonos amablemente las llaves de este piso con el fin de que pudiésemos estar cómodos para desarrollar nuestro trabajo.
Colocamos ordenador, micrófono, sensores, y demás artilugios por todo el recinto, como era habitual. Además esta vez también íbamos provistos de una cámara de vídeo que recogía grabaciones audiovisuales en total oscuridad dado que llevaba incorporada un sistema de infrarrojos para estas situaciones ambientales. Curiosamente teníamos una acompañante, que bien hubiera podido ser un sensor más, si me permiten la nota de humor, nos referimos a una perrita que tenía por tutor a uno de nosotros, se llama Mafalda, Mafi para los amigos. Al hilo de este paréntesis humorístico, nuestra acompañante no registró fenómeno alguno, al menos no nos lo hizo saber a quienes estábamos allí.
Ciñéndonos a la propia experimentación, decir que esa noche sí fue una noche llena de grabaciones espectaculares. Lo decimos con toda la honestidad que creemos que nos caracteriza a DAGUIAN. No pudimos experimentar acciones de índole paranormal que se apreciasen de forma directa pero sí que esas grabaciones psicofónicas eran de primer orden algunas de ellas. Incluso la videocámara a la que aludimos en renglones anteriores pudo ser continente de una grabación, eso sí, de audio y no , desafortunadamente, de vídeo, de la que se podía deducir que lo que ahí se oía era parecido al desembalaje o rompimiento de unos plásticos, podría tratarse de algo parecido a eso. Fue muy sorprendente porque, como siempre se intenta hacer, se tomaron medidas estrictas en cuanto al control de ruidos durante la grabación se entiende. Esos sonidos no existían mientras realizábamos esta operación (grabación), es más, el silencio era el máximo exponente y mandatario en ese tramo de tiempo por lo que quedaba descartada cualquier filtración sonora, al menos en las frecuencias naturales y audibles para el oído humano.
Además de esta sorprendente inclusión, que particularmente nos resultó especialmente llamativa, hubo otras muchas de las cuales hemos escogido las más interesantes y plausibles a la hora de escucharlas para que podáis disfrutar de ellas. Están recogidas en esta página web amigos.
Como final a esta gran jornada nocturna, agradecer a nuestro anfitrión por entonces, la amabilidad y sinceridad que traslucían sus palabras en su exposición en el breve pero intenso encuentro que tuvimos con él. Al día siguiente, en nuestra finalización del experimento y entrega de llaves al inquilino, tuvimos la oportunidad, consentida por esta persona, de mostrarle algunas de las grabaciones obtenidas. Su mirada al escucharlas reflejaba el asombro que suscitaba en su persona; asentía y quedaba convencido de que lo que hubiera estado molestándoles allí tenía relación con lo que pudo apreciar en los audios producidos para que su inquietud por el problema quedaran, de alguna forma, “acreditados”.
Gracias amigos y hasta la próxima!!!
GRUPO DAGUIAN MADRID: MISTERIOS Y OVNIS

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