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Experiencia en el Palacio

      Inequívocamente no se iba a tratar de una jornada más para los componentes del grupo DAGUIAN Madrid, de sus experimentaciones e investigaciones parapsicológicas y ufológicas de las que habitualmente lleva a cabo.
      Ese día 14 de Enero del 2.017 sería un tanto especial para el nombrado grupo; sus miembros se habían citado en un lugar mágico e histórico donde los haya. Ese referido lugar es el municipio abulense llamado Arenas de San Pedro, situado al sur de dicha provincia castellanoleonesa.
     Concretamente la experimentación se daría en el conocido y enigmático Palacio de la Mosquera, mandado a construir por el Infante Don Luis Antonio de Borbón y Farnesio allá en el año 1.780.
     Previamente se había realizado una investigación a nivel informativo por parte del grupo DAGUIAN con respecto a dicho enclave; esto hace más fácil el desarrollo y enfoque que se le pueda dar a la experimentación. Tras haber entrevistado a personas del lugar, y más concretamente a las vinculada con el Palacio, además de recopilar los datos suficientes para mantener la rigurosidad tanto histórica como el planteamiento del acto experimental propiamente dicho, se tenían las premisas necesarias para que aquella noche fuera susceptible de algunos fenómenos anómalos que se pudieron presenciar por parte de este grupo.
     Agradecer tanto al conserje del Palacio, como a Teodoro González González, encargado del servicio eléctrico, su colaboración y paciencia ante las muchas cuestiones y preguntas que les realizó DAGUIAN con el fin de obtener toda la información posible para enfrentar los numerosos sucesos argumentados por dichos operarios, posiblemente de origen paranormal. Por supuesto la misma gratitud hacia la Teniente Alcalde María José y los concejales Germán y Cesar responsables políticos del Ayuntamiento de este municipio que dieron por primera vez la autorización a un grupo de investigación para acceder al lugar además de respaldar al grupo para la realización del experimento.
     No serían más de las once de la noche cuando nos citamos tanto el grupo DAGUIAN como varias de las personas nombradas anteriormente entre otras más, en la misma puerta de acceso al Palacio. Noche fría pero apacible, invitaba a desarrollar lo que se había programado, lo que facilita la disposición de todos los que nos encontrábamos allí para actuar en consecuencia.
     Entre comentarios con unos y con otros fuimos emplazando a nuestro acompañante (conserje del Palacio) a lugares específicos del interior del palacio. Mientras nos iba comentando cada sitio, cada lugar y cada rincón de sus estancias, nos contaba con precisión las diversas vivencias que tuvo tanto él como algunos trabajadores que habían estado operando en la restauración del edificio.
     Una de ellas fue en primera persona, José Manuel se encontraba abriendo las puertas, como cada día, era temprano y como era de esperar no había nadie dentro del inmueble. Fue entonces, cuando él se adentraba para comenzar su labor, que oyó lo que parecía la voz de un niño, en un principio no hizo mucho caso, pensó que sería producto de una causa natural. Esa conclusión quedó abolida por el mero hecho de que segundos después volvió a oír la misma voz y esta vez parecía seguro de su procedencia, estaba seguro que procedía del interior del Palacio y cercana a su ubicación en ese momento. La voz infantil decía claramente y según José Manuel, “¿quieres jugar?”. Fue el momento en el que se dio cuenta que lo sucedido no se trataba de algo comprensible, más bien desconcertante, por lo que preso de la sugestión creada en ese contexto dio unos pasos atrás y decidió marcharse de esa estancia.
    Otro caso parecido fue el que le ocurrió a uno de los músicos que participaba en uno de los distintos eventos musicales que se daban en el lugar. Esta persona fue objeto de una vivencia parecida; dijo que notó en una de las estancias o percibió, lo que se podría decir, el jugueteo de un niño, sin especificar concretamente qué decía, más bien era una sensación que él expresaba de esta forma.

     También tenemos conocimiento de que alguna gente decía sentirse incómoda y observada en una estancia en reconstrucción de la planta baja; notaban un ambiente saturado de algo invisible pero que les hacía mostrarse inquietos por alguna razón desconocida.
     Tras estas conversaciones el grupo DAGUIAN se puso en marcha. Para ello empezamos a organizarnos y establecer una base central donde se iba a instalar el grueso del equipo tecnológico que portábamos tales como sensores de movimiento, lector de electromagnetismo, medidor láser de temperatura objetiva, micrófonos, ordenador, generador de campos electromagnéticos y sistema de reproducción, así como grabadoras digitales y demás dispositivos pertenecientes al campo de la óptica tales como cámara fotográfica y de vídeo.
     Dicho centro de operaciones se instaló en una sala de la primera planta, la cual estaba sometida y acondicionada para diversos eventos públicos y privados que la administración local desarrollaba eventualmente.
     Además de decir que se obtuvieron resultados psicofónicos que quedaron acreditados tras la escucha de las múltiples grabaciones en el propio lugar de la experimentación, cabe resaltar algunas vivencias por parte de alguno de los miembros del grupo, así como del grupo en su totalidad.
     Quisimos estar un rato en el exterior del Palacio junto a la puerta principal haciendo un descanso y comentar diversas opiniones y maneras de enfocar el experimento, cuando un integrante del grupo comunica al resto que iba a subir a por algo que había olvidado en esa sala de la primera planta; cuál fue nuestro estupor cuando al cabo de unos minutos esta persona, considerada templada y poco sugestiva, bajaba la escalera principal a toda prisa y en un estado de nervios muy alterado. Le preguntamos qué le ocurría, al principio permaneció callado y poco a poco, mientras recuperaba la respiración, nos habló y explicó lo que le sucedía. Contaba que cuando llegó arriba a coger lo que tenía que bajar, junto a la mesa y las sillas que emplazaban nuestra base de operaciones, oyó cómo una silla se arrastraba, y en un abrir y cerrar de ojos vio cómo algo de baja estatura y en blanco y negro, como si de fotogramas fílmicos antiguos se tratase, salía corriendo por detrás de esos asientos perdiéndose en la oscuridad de la enorme sala. Nos mencionaba entre su nerviosismo y palabras balbuceantes que le pareció así como un crío escondido. Hay que dejar en conocimiento que esto se produjo en momentos previos a la información que nos aportó José Manuel con respecto a su experiencia con aquella voz infantil que describimos antes. De lo que estamos seguros es que fuera lo que fuese dejó impactado emocionalmente a nuestro compañero. Afortunadamente en unos minutos se fue recuperando y proseguimos con nuestro menester.
     No tan espectacular como el último caso pero sí igual de emocionante e interesante fue el que nos ocupa a continuación. Casi al final de la velada y cercano al fin de la experimentación, se nos ocurrió realizar una experiencia que consistía en hablar de viva voz por parte nuestra con la o las posibles causas que allí se pudiesen encontrar. Para este ejercicio aplicamos una lógica bastante terrenal y basada en las vivencias que los testimonios citados nos comentaron. ¿Qué mejor ocasión para proponer un juego a esta posible entidad infantil que allí se manifestaba? Este juego fue el conocido “escondite”, para ello intentamos ponernos en situación y hacer como los que jugaban a este antiguo y afamado juego proponiendo a la causa paranormal que se escondiese mientras los demás contábamos hasta 10. En ese instante nos encontrábamos el grupo al completo escondidos tras varias columnas del local imitando ser un jugador más de este juego. No pudimos evitar mostrarnos los unos a los otros nuestro gesto de asombro tras comprobar, de forma acústica y tras el silencio intencionado después de contar esos diez números, que se pudo oír por parte de todos, el zapateo a la carrera que provenía del inicio o parte inferior de la gran escalera principal que unía la planta baja y la primera. Fue sorprendente, extraño y a la vez muy real. Algo imposible salió corriendo dando varios pasos cortos y dejando la reverberancia que aquel lugar impregnaba de forma natural debido a sus grandes dimensiones, haciendo que ese fenómeno creciera en su propio misterio.
     A grandes rasgos, estas fueron algunas de las experiencias acaecidas allí durante nuestra estancia, además de las que se dieron en otras fechas y con otras personas mencionadas en esta historia.

GRUPO DAGUIAN MADRID: MISTERIOS Y OVNIS

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