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Historia de la Cueva de la luna

                                       Cueva de la luna
    Situada a unos 40 Kilómetros de Madrid, en Titulcia, pueblo antiguo y encrucijada de culturas junto al río Jarama, se enclava este misterio de lo esotérico. Más que una cueva al uso se trataría de un sistema de galerías, algunas de ellas derruidas, de naturaleza artificial y geométrica, que de forma cuadrangular confluyen en una cúpula central con algún emblema templario en su bóveda y otros restos arqueológicos hallados en su subsuelo. Descubierta por azar en los años cincuenta se ha escrito mucho sobre su origen y funcionalidad sin que por el momento haya un criterio único. Centro energético, lugar esotérico, mapa en piedra, enclave templario,… son las hipótesis más barajadas sobre su finalidad. Alguna de ellas, todas a la vez o ninguna, bien podrían ser las explicaciones sobre su origen. Quién, por qué, para qué y cuándo se pudo originar son preguntas que nos hacemos los amantes del misterio, sin que por el momento, como digo, hayan respuestas rotundas y clarificadoras.
   Históricamente se la relaciona con el Cardenal Cisneros al viajar hacia levante, a principios del s. XVI,  para preparar la conquista de Orán (Argelia) y una serie de hechos extraños allí acaecidos, como la aparición, ante él, de una o varias cruces en el cielo, hecho interpretado como de buen augurio ante la inminente confrontación bélica.
   Para otros investigadores, su existencia debe ser anterior y cercana a la época templaria del medievo donde la Orden del Temple realizaría rituales de iniciación o, incluso mucho antes, al utilizar esta orden religiosa militar, antiguas construcciones prehistóricas, verdaderos centros de energía, para reedificar sus valiosas edificaciones. De todos es sabido que ellos no levantaban al azar y erigían sus construcciones por ejemplo, en  lugares sagrados o con evidente energía telúrica.
   Para su descubridor, Armando Rico, quién en vida dedicó un excesivo celo en descifrar los misterios de la cueva, se trataría de un intrincado mapa sobre piedra donde constatar lo que llamó las leyes biorrítmicas del universo y la transmisión de una sabiduría arcana y esotérica heredada, custodiada y administrada por los templarios y solo visible para eruditos. Tesis, por otra parte, no muy aceptada por eruditos, que alimentaría con intrincadas relaciones matemáticas y de proporcionalidad entre nuestro planeta y el cosmos y desde donde la mujer ejercería un  especial papel en cuanto a ser sensible capaz de cargarse de la energía emanante de la misma cueva.
   Sea como fuere y ante tanta incertidumbre, ni tan siquiera está claro el origen del apelativo cueva de la Luna, sí parece ser cierto que es un enclave digno de conocerse para los respetuosos amamantes del misterio y de lo esotérico y donde, a una temperatura invariable y la casi ausencia del entorpecedor ruido exterior, se dan fenómenos extraños de los que hemos sido testigos y quién sabe si su guardián, el que dice llamarse “Ójeda”, así nos lo atestigua y autoriza a comentar.

                             GRUPO DAGUIAN MADRID: MISTERIOS Y OVNIS

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