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Historia del Alamín

HISTORIA REAL DEL PUEBLO ABANDONADO DE EL ALAMÍN (MADRID)
El Alamín, fue un pueblo construido por Don Juan Claudio Güell y Churruca, Conde de Ruiseñada, en 1956.
Se encuentra situado dentro del término municipal de Villa del Prado (Madrid), accediendo a él, por la carretera M-540.
Aunque debido al fallecimiento del Conde, fue su hijo Don Juan Alfonso Güell y Martos, IV, Marqués de Comillas, quien pasó a ser propietario del pueblo.
Un pueblo rico en tierras de cultivo, y ganado. Construido a modo de mapa, consta de tres calles paralelas y dos perpendiculares entre sí, con una plaza donde se sitúa una fuente en medio. Residido por jornaleros y sus familias, atendían la ganadería y las tierras, donde figuraban reses bravas.
Por ello, fue creado, para que residiesen los trabajadores y sus familias, de este poblado, o también llamada finca.
Se encuentra a orillas del río Alberche, y entre las provincias de Madrid y de Toledo, (parte del poblado o finca pertenecía a Toledo), cuenta con casas de una o dos plantas construidas de piedra y teja, para que fueran ocupadas por familias numerosas, con patio trasero y algunas de ellas con desván.
Fue el sitio ideal para aquellos trabajadores en cuanto a infraestructuras y necesidades básicas.
Fortaleza, antes del siglo X, con murallas y castillo para controlar y vigilar el acceso a la ciudad de Toledo desde el norte. Aunque se rindieron y calló en manos del Califato de Córdoba. Ciudad, que dividía, a los musulmanes de los cristianos, como frontera clave.
Tras la reconquista de Toledo en 1085, pasó a ser propiedad del rey Alfonso VI.
En 1180, el rey Alfonso VIII, donó las tierras al Arzobispado de Toledo.
En 1436, El Alamín, pasó a ser propiedad de Álvaro de Luna.
En 1484, entró a formar parte del patrimonio de los duques del infantado tras el matrimonio de su hija, María de Luna y Pimentel, con Iñigo López de Mendoza y Luna.
Ya en 1841, el castillo volvió a cambiar de dueños. Esta vez, pasó a ser propiedad del ducado de Osuna, hasta que en 1886, los terrenos fueron comprados por el primer marqués de Comillas, Antonio López y López.
Con un castillo, llamado el castillo de Alamín, pero éste, situado en el municipio de Santa Cruz de Retamar (Toledo), servía como punto de vigilancia del paso del río Alberche y el puente que lo cruzaba. A diferencia del pueblo, tanto el castillo como el puente quedaron desmontados en el año 2000.
Contaba con un autobús, que unía El Alamín con Villa del Prado, y una carretera que conectaba el pueblo de Escalona, con Villa de Prado.
El pueblo fue dotado con escuela, bar, peluquería, iglesia y convento. Así mismo, posteriormente, se dispuso también de una oficina de correos.
Los jornaleros y sus familias, eran alojados gratis, excepto la luz que había que pagarla.
Con cuarenta viviendas, y un terreno baldío, los curas oficiaban las misas en la iglesia, que se desplazaban desde Villa del Prado.
El médico se desplazaba una vez a la semana desde Villa del Prado, aunque para las urgencias no graves, las monjas hacían las primeras curas en el convento, con un botiquín de primeros auxilios, a modo de un dispensario.
Los mas pequeños, que todavía no iban a la escuela, tenían guardería en el convento, que se encargaban las monjas de cuidarlos.
Todos los días, venía el panadero desde la localidad cercana de Almorox (Toledo).
Era frecuente ver al Marqués cada domingo paseando por el pueblo y acudiendo a misa, muchos domingos, cuando era día de descanso, y acudían al bar a jugar la partida del mus, y beber. Cada domingo, ponían una sesión de cine en la escuela, para los más pequeños, con un proyector de la época.
Los jóvenes jugaban al fútbol, bailaban con tocadiscos, o bien se desplazaban a Villa del Prado, donde se encontraban las discotecas y el cine.
Vendedores ambulantes, acudían al pueblo, y en ocasiones eran los propios vecinos, los que se desplazaban a Villa del Prado, a realizar compras.
Cada 24 de Junio, día de San Juan, celebraban sus fiestas patronales, en los que algunos años acudía una plaza de toros portátil, y el pueblo se en galardonaba de dibujos, colores, y banderines.
Un pueblo con mucho trabajo. Cada vez, que alguien se jubilase, tenían que abandonar el pueblo y dejar la casa para la siguiente familia de jornaleros.
Su final, como pueblo, comienza por 1996, en el que dejó de ser rentable la agricultura, los vecinos se fueron mudando y los jóvenes preferían otro tipo de trabajos, en ciudades más grandes, a otras poblaciones, con más, y mejores recursos, como podían ser cines, discotecas, institutos, centros de salud u hospital, y sobretodo mejores conexiones con las grandes urbes. Muchos padres se marcharon con los hijos, o bien los padres mismos se marchaban cuando ya por esta fecha no se veía trabajo. Se fueron la mayoría a Villa del Prado, o a Madrid, quedando por el año 2000, totalmente deshabitado.
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