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Historia de La Torre

Este edificio, conocido popularmente como “La Torre”, está en el punto más alto de un cerro en torno al cual se desarrolló la vida de esta población durante muchos siglos. Su devenir corre en paralelo con la historia de este asentamiento, probablemente romano, que serviría después a los intereses conquistadores musulmanes, siempre unido, en estos primeros siglos de su historia, a su probable función defensiva como consecuencia de su inmejorable situación de cruce de caminos.

Si bien no tenemos certeza de ello, hay autores que avanzan que en ella se construyó una mezquita, edificada a su vez sobre alguna otra construcción preexistente, que serviría después a los cristianos para edificar una iglesia.

Los elementos más antiguos son el ábside mudéjar y la torre medieval de influencia románica, si bien ha sufrido innumerables intervenciones como consecuencia de los avatares en los que se ha visto envuelta a lo largo de su historia. Esto ha hecho que se haya ido oscureciendo su estilo original y sean difíciles de precisar sus principales hitos cronológicos. En cualquier caso, la mayor parte de los restos que se mantenían en pie antes de su restauración en los años 80 del pasado siglo, procedían de los siglos XVI y XVIII: la bóveda de ladrillo de la capilla absidal y el arco apuntado, también de ladrillo, que le daba paso desde la nave central, los paramentos exteriores de mampostería o la ornamentación de bolas de los tres cuerpos de la torre, construida con sillares.

Del siglo XVIII era una cruz de piedra que había frente a la puerta principal del lado de la epístola y en cuyo pedestal figuraba la fecha de 1700, junto a un texto ilegible. Otra fecha, esta vez 1728, se puede ver sobre una de las jambas de la puerta que daba paso a la sacristía.

Con la invasión francesa de 1808, sufrió, como el resto del pueblo, importantes daños. De hecho fue utilizada como cuartel de un destacamento de unos 150 hombres, que la utilizarían también, entre otras cosas, como caballeriza. Hubo que reconstruir la techumbre y realizar importantes obras de reforma y limpieza de suelos y paredes, así como reponer altar, sagrarios y retablos, terminándose las obras en 1825. Por distintas razones la iglesia se desmanteló en los años 70 del siglo XIX, pretextando su estado ruinoso, trasladándose las actividades parroquiales al ayuntamiento, después a un pajar –que se incendió- y a los soportales de la Casa Consistorial. Se decidió entonces volver a reconstruir la iglesia primitiva, lográndolo gracias al tesón del alcalde, Cayetano Gippini y al apoyo del obispo de Madrid-Alcalá y del pueblo de Guadarrama, quedando inaugurado el nuevo templo parroquial en 1889.

 En el S. XX, por razones que desconocemos, dejó de ser iglesia parroquial. La guerra civil la dejaría de nuevo en un estado ruinoso, del que sólo se salvaban, si bien en un estado lamentable, la cabecera y la torre; de la nave apenas quedaban los muros perimetrales. Se pensó entonces en convertirla en ermita, pero esta idea se abandonó; incluso se llegó a cegar el atrio para adaptarlo a la edificación de dos viviendas de pequeño tamaño, proyecto que también se abandonó.

Todavía en la década de los setenta, y a pesar de todas las vicisitudes acaecidas, la ruinosa torre seguía siendo el hito visual más interesante del municipio y su entorno: un lugar con un conjunto de vistas formidables. Todo esto hizo que el Ayuntamiento decidiera, en 1977, solicitar al episcopado la propiedad del edificio y de los terrenos circundantes, para rehabilitar tanto la antigua iglesia como los terrenos en los que se encontraba. Se decidió, por tanto, acometer su restauración, eso sí, tomando como criterio, la máxima conservación posible de las partes originales, que habían sobrevivido a la barbarie, con el objetivo de convertirla en “un lugar de uso público y flexible, reconstruyendo, conservando y restaurando todo lo existente en la actualidad con valor arquitectónico”.

El proceso de transferencia de propiedad del edificio, los estudios para su restauración y habilitación, así como la dotación de los elementos necesarios para acoger los nuevos usos polifuncionales que se quería tuviera, desembocaron  en 1986 en la transformación del antiguo templo en el Centro Cultural “La Torre”.

Y, efectivamente, en la actualidad se celebran en su interior diversas actividades como teatro, danza, recitales, festivales de música clásica y de música alternativa, conferencias y seminarios, ofreciendo a su vez un marco incomparable para la presentación –y en su caso realización- de eventos a los que institucionalmente el Ayuntamiento de Guadarrama quiere dotar de una mayor solemnidad.

Además, en ese deseo de ofrecer más posibilidades de interés cultural y turístico tanto a vecinos de Guadarrama como a visitantes, se acondiciona el interior de la torre de la iglesia para poder acceder al campanario, desde el que se divisa una bellísima panorámica del entorno, efectuándose la primera visita en el año 2010

L'Armee francaise traverse les defliles de la Sierra Guadarrama_december 1808_original

Ejército francés pasando por la villa de Guadarrama_restaurado

El cuadro fue un encargo de la Corporación Municipal encabezada por D. Ángel Brasas, en 1954. El título del cuadro es “Retirada de las tropas francesas por el término municipal de Guadarrama en 1808”. El pintor, Mariano Izquierdo y Vivas, se inspira para su obra en el cuadro de Nicolás Antoine Taunay existente en el Museo de Versalles cuyo título es “Passage de la Guadarrama” (El paso del Guadarrama).

El pintor  hace una interpretación  muy personal: la iglesia del cuadro original se convierte en “La Torre”, cambia la composición, el paisaje, el colorido... Representa la dureza del invierno en la Sierra de Guadarrama: la nieve, la dificultad del transporte de los cañones y de la caballería, y el sufrimiento y las penalidades de la marcha.

Sin embargo, el rigor histórico nos indica que no hubo tal retirada… Después de la batalla de Somosierra en noviembre de 1808, y despejado el camino de las tropas francesas en Madrid, el ejército inglés, al mando de Moore, realiza una maniobra de distracción que llevó a las tropas francesas a que le persiguieran hasta La Coruña donde embarca para huir. Es éste el momento en el que Napoleón pasa por Guadarrama y asciende el Alto del León en diciembre de 1808.

Lo interesante para el patrimonio cultural -y artístico pues el cuadro es de buena factura y de un pintor de reconocido prestigio en la época- de Guadarrama es que en los años cincuenta del pasado siglo, cuando se decide la realización de un cuadro que plasme algo de la historia de Guadarrama, de su más granado pasado, lo que viene a la cabeza de esas gentes es la Guerra de Independencia y el paso –y la presencia y la devastación- de las tropas napoleónicas por el municipio.

 Con motivo del Bicentenario del comienzo de la Guerra de la Independencia, el Ayuntamiento quiso rendir homenaje a sus habitantes con la restauración del cuadro y su ubicación en la pared del muro principal del interior de “La Torre”, con una placa que lleva la siguiente inscripción:

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